lunes, 23 de febrero de 2015

Duero en cicloturismo. 1ª-2ª etapa Valladolid-Puente Duero-Villafranca de Duero 104kms

La maldición del trabajador por cuenta ajena es la falta de tiempo vacacional.
Uno quisiera disponer de más tiempo (ya de paso tampoco vendría mal mejor salario) para viajar y moverse a su aire.
Por ello no me pude plantear recorrer la totalidad del río Duero, desde su nacimiento en Urbión hasta Oporto, en bicicleta con alforjas, como era mi idea inicial, por lo que el trayecto se acortó un poco.

Por lo pronto llegar a la provincia de Soria con una bicicleta, si no es montado en ella o en un vehículo privado, roza los límites de la hazaña.
En los buses no tienen por qué dejártela subir y depende de la buena voluntad del conductor, que vaya envuelta y que haya sitio en el portaequipajes (casi siempre lo hay). Eso y que luego hay que hacer una serie de combinaciones complicadas hasta llegar a Duruelo de la Sierra.

Así pues opté por salir desde Valladolid y allí me dirigí en tren, aunque ninguno de los existentes permite llevar la bici tal cual, montada y en un compartimento. Y es que las mentes pensantes de Renfe parecen ir a contracorriente: que hay crisis, pues los precios más caros que nunca. Que la gente cada vez practica más el cicloturismo, pues hacemos desaparecer los compartimentos para bicis.
Siguiendo estrictamente la normativa de Renfe nada te impide llevar la bici desmontada en un paquete que no exceda los 55x35x25 cm (ancho-alto-fondo) aunque no aclaran que tampoco hay un espacio específico donde llevarla, con lo que termina encajada en algún asiento libre, que suelen ser bastantes. Gracias a la amabilidad del personal de Renfe, el viaje fue fácil y llegué a Valladolid en fiestas y con una lluvia que no animaba a pedalear, por lo que aproveché la parranda local

Justo era el día en que Contador se proclamaba vencedor de la Vuelta a España 2014 y fue una buena excusa para celebrar.

Cuando amainó y en plena noche cubrí lo justo para acercarme a la ribera del Duero, en concreto hasta la localidad de Puente Duero, muy cercana a Valladolid.
Acampada por libre en un pinar y despertar con tiempo más apacible.


Tras el desayuno empiezo mi recorrido parando primero en Simancas y visitando su impresionante archivo. Una mañana entera no da para verlo, pero el tiempo, con chubascos intermitentes y un poco desapacible, me hizo adelantar mi salida.


Tras Simancas llego a Tordesillas tres días antes del Toro de la Vega, un reducto de la España zopenca y vergonzante.
No muy buenas caras al ver un hippie en bici y en una jornada en que todo el mundo porta un  bastón tradicional, lo que tampoco me daba demasiada seguridad. No dudo de la amabilidad de la gente de Tordesillas, y seguro que allí encontrarán muy buenos motivos para justificar su fiesta pero a mí me dieron muy pocas ganas de quedarme.
Eso sí, el casco histórico de la localidad tenía muy buena pinta. Otra vez será.

Ese día intento  transitar por la ruta que discurre junto al Duero con nulo éxito.
En teoría la GR 14, que transita junto al río a través de espectaculares paisajes tiene zonas ciclables, pero no es así o yo no las encontré.
La mayor parte de la senda es muy arenosa y las ruedas se hunden en ella haciendo la circulación prácticamente imposible.
Por otro lado hay tramos en los que circula por senderos agrícolas que probablemente harán las delicias de los fans de la BTT, pero para el cicloturismo de alforjas son totalmente inadecuados.


Tras mi primer contacto con las zonas de dehesa, descanso en Villafranca de Duero, donde vuelvo a acampar por libre y doy un paseo por sus bodegas excavadas en la piedra y aprovecho para degustar un poquito más de Ribera del Duero, de precio asequible, eso sí.

Google maps Puente Duero a Villafranca de Duero





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