sábado, 18 de abril de 2015

Cicloturismo, costa Norte de Portugal hasta Galicia. Viana do Castelo-Oia 67kms

Las ciudades pequeñas, como Viana do Castelo, a menudo albergan más rincones, más interés que las ciudades de mayor tamaño, repletas de grandes monumentos y turistizadas por zonas.
Es el caso de Viana, ciudad de algo más de 46.000 habitantes, con un casco histórico que se puede recorrer cómodamente en una mañana y un puerto donde tomar algo, comer, o simplemente ver a los pescadores, en una población que antaño vivía exclusivamente del mar.
Todas las fotos que ilustran la entrada son de Viana, de hecho, auqnue creo que no reflejan el ambiente de la ciudad, pese a los retoques de mi maestra fotera Paloma.

Empecé la jornada con un desayuno en O meu amor, mi hospedaje del día que rinde tributo a una canción de la mítica cantante de fados Amália Rodrigues.
Más tarde un paseo con buen tiempo. El casco histórico de la ciudad vivió su época de gloria entre los siglos XV al XVII, de cuando datan algunos de sus impresionantes palacios y casas que se sustentaban sobre la riqueza de las colonias y el comercio marítimo en general.
Según parece a esa prosperidad no fue ajeno el tráfico de esclavos, la parte oscura de unas increíbles odiseas por mar de la que quedan muestras especialmente en la catedral.



Detalles de la Sé de Viana do Castelo y la iglesia de Sao Domingos

Viana está en la desembocadura del río Limia, en una zona llana y de clima suave, por lo que las playas son de lo más tranquilo. Terminé la mañana con un bañito en la llamada Praia Norte, que coincidió con marea alta, pues con la baja el agua se aleja considerablemente.
Desde allí el pedaleo fue tranquilo, pegado a la costa y con buen tiempo. Hay zonas en que se puede discurrir por el Camino de Santiago, que está en mejor estado que en otras zonas, entre los pinos costeros.





Rincones de Viana do Castelo

La costa que conduce hacia Galicia se encuentra pronto con la desembocadura del Miño tras pasar por la playera Vila Praia de Ancora, con su playa de movido oleaje.
El Miño termina en un estuario de barcos pesqueros y puerto tranquilo.Frente a ello una costa brumosa y un océano tan agitado que es casi imposible bañarse.
Una parada en la zona es imprescindible, frente a la localidad pontevedresa de A Guarda, en lo que fue zona de contrabando, como atestiguan los múltiples cuarteles y casamatas. Todo esto antes de empezar a remontar el río por un paisaje húmedo, con tilos, olmos y aire limpio.
En Vila Nova de Ceveira no está de más parar en el bar en que se ha transformado el antiguo ferry. Un lugar donde tomar algo con calma antes de cruzar el Miño y llegar a Galicia por el puente nuevo. Un paso tranquilo, mejor que el utilizado por el tráfico a motor de Valença do Miño.
Y una vez en Galicia la entrada no pudo ser más amigable. Un saludo a San, del club motero Mentes Libres, que me indicó como coger el carril bici costero, me pagó una cerveza y me brindó una agradable conversación en Goián, primera población galega y reposo cicloturista.
Más tarde paso por A Guarda, donde se inicia el carril bici costero, prácticamente nuevo y muy bien cuidado, que transita sobre los acantilados, con vistas constantes al Atlántico.
Se me echó la noche, así que tocó acampar por libre, en una zona muy húmeda, aunque el despertar y el sonido de las olas mereció la pena.

La ruta del día aproximadamente




No hay comentarios:

Publicar un comentario