miércoles, 30 de agosto de 2017

Remontando el río Leza y bajando el Cidacos

Hace cosa de un año se empezó a dar a conocer el término España vacía a raíz de un libro de Sergio del Molino sobre la despoblación. Esa tierra en retroceso es la que recorre mi propuesta cicloturista: la sierra de Camero Viejo en la Rioja, las Tierras Altas de Soria y el Alto Cidacos. Una tierra de paisaje agreste que se puede recorrer en bici unos pocos meses al año por lo duro de su clima, así que mejor aprovechar desde mitad de la primavera hasta comienzos del otoño.
Empecé desde Logroño, en plena ola de calor por desgracia, con una subida fácil hasta Villanueva de Iregua, territorio de adosados. Nada más tomar el desvío que nos llevará a Ribafrecha la carretera cambia y el tráfico disminuye progresivamente según nos adentramos en la sierra de Camero Viejo. El trayecto es tranquilo aunque la carretera no tiene arcén. La subida se irá haciendo más evidente y la perspectiva de las peñas de Iregua, Leza y Jubera se va acercando.
Mejor avisar: Desde Logroño hasta lo alto del viejo puerto de Piqueras son casi 70km de subida constante, salvo algún tramo de unos cientos de metros. Es bastante tendida, así que no es especialmente dura.





De camino mucho ganado, a veces en mitad mismo de la carretera. Tranquilidad, que las vacas no comen ciclistas, pero si vas en coche hay que ser muy cuidadoso.



Todo el recorrido lo acompaña el río Leza, a la izquierda de la carretera LR 250, que se encañona en tramos con paredes de decenas de metros verticales. Se pueden ver buitres y otras rapaces y hay una propuesta de caminata hasta Soto en Cameros desde un mirador.
Soto en Cameros tiene un precioso albergue y restaurante en una casona del XVIII que merece una visita aunque no nos quedemos a dormir: las huellas de Cameros.Último lugar donde comprar algo en 20kms, así que atentos. Además en Soto hay una estupenda piscina, en realidad una represa de agua del río Leza.




Por toda la carretera pude comprobar hasta que punto la sequía se había cebado en la comarca. El río baja a grandes tramos completamente seco y en los pueblos se ha emitido un bando limitando el uso del agua corriente a lo estrictamente doméstico.
Desayuno en Laguna de Cameros y desde allí comienza la subida hasta el Puerto de Sancho Leza, donde empieza el Parque Natural de Sierra Cebollera. La carretera se vuelve una sucesión de parches por varios kilómetros y se rodea de arbolado.




Desde lo alto del Collado de Sancho Leza se puede llegar a la provincia de Soria también, pero son 10kms remontando una pista forestal en bastante mal estado, así que opté por bajar hasta Venta de Piqueras por la N-111, un paraje muy tranquilo al lado de la carretera y desde allí coger el antiguo puerto de montaña, hoy casi abandonado, desde cuya cima sale una pista que lleva a Santa Cruz de Yanguas.
En este tramo como mucho encuentras otros ciclistas y algún motero disfrutando las curvas cerradas y el paisaje por lo que se discurre con total tranquilidad.
Hay que tomar la primera pista a la izquierda que sale directamente de la cima del puerto aunque no hay señalización de ningún tipo. Sirva de referente el propio indicador del puerto y un curioso pilar de los riojanos residentes en Chile.




La bajada es de infarto. Desde el punto más alto de la pista, a unos 1750ms de altura, bajamos hasta 1200m en poco más de 10km. Hay piedras sueltas, gravilla y conviene tomarlo con calma si se viaja con alforjas. El paisaje recompensa el esfuerzo y hay una fuente muy oportuna a mitad de camino.
Es una zona de explotación forestal por lo que me aseguraron que entre semana es posible encontrar maquinaria pesada. Gente y coches pocos o ninguno.





Con el calor del día me sentó bien el vermú en Santa Cruz de Yanguas, pequeño y bonito pueblo al pie mismo de la sierra. Luego viene un rosario de núcleos deshabitados o con un número mínimo de habitantes. Un dato: Villar del Río suma, con sus 14 pedanías, 172 habitantes censados.
Cereal, campos yermos, casas de piedra, iglesias semiderruidas y casi nulo paisaje humano.
Recomendable la parada en Villar para visitar su aula paleontológica y tomar algo. Total iba de bajada y tenía tiempo.





Desde allí un momento de llaneo y seguimos bajando hasta Yanguas, uno de los pueblos más bonitos de España según reza el cartel a su entrada. Puede que lo sea, o al menos es un cuidado pueblo de calles empedradas que merece el paseo.



Ya que estamos a orillas del Cidacos lo seguimos descendiendo para encontrarnos con uno de esos horrores de hormigón que pueblan tantos rincones de la península: la futura presa de Enciso.
Una mole de 100 metros de altura que represará el Cidacos, que por cierto baja seco a tramos y que como mucho lleva un caudal mínimo.
Una presa cuestionada y que es un despropósito ecológico sin una utilidad clara. Sobre todo en un río de tan escaso caudal. Según los datos prácticamente todo el caudal del río debería embalsarse para poder llenar el embalse.




Una breve subida nos proporcionará una vista privilegiada de las obras y desde allí de nuevo a bajar hasta Enciso, conocido por sus yacimientos de icnitas. Enciso también es un pueblo interesante y da paso a otro rosario de pequeños pueblos, además de estar al pie de otra sierra con gran número de despoblados.
En otro tiempo está fue una zona minera y de producción textil de la que ya no queda más que el recuerdo en forma de talleres y una pequeña vía verde, la de Préjano, que remonta el antiguo tren minero.

Desde Enciso la bajada a Arnedillo es por una carretera en la que hay tramos que requieren cierta precaución.
Y desde Arnedillo arranca la vía verde del Cidacos, un trayecto muy sencillo, totalmente señalizado y que recorren miles de personas al año y que me llevó hasta Calahorra.




El paisaje humano cambia. Los pueblos se hacen más grandes y eso se nota especialmente al llegar a Arnedo, Quel, Autol. De localidades de unas decenas de habitantes pasamos a pueblos de cierta entidad y con mucha actividad económica.
Fin de trayecto en Calahorra y vuelta a Zaragoza en el tren. Por cierto, desde una estación vacía, sin pantallas anunciadoras, ni taquilla, ni máquina expendedora. Y hablo de un lugar como Calahorra (24.000 habitantes) no de un pueblito perdido.
Una ruta para pensar un poco sobre la despoblación, las formas de vida tradicionales que desaparecen y un paisaje que merece la pena visitar.

Ficha de la ruta


Ruta por Cameros y Tierras Altas de Soria del 28 al 30 de julio de 2017. Total 150km
Bicicleta con alforjas, acampada por libre. 
Recomendable ropa de abrigo. 
Intransitable en invierno.

Primera etapa: Mapa Logroño-Cabezón de Cameros 42km 

Segunda etapa: Mapa Cabezón de Cameros-Puerto de Piquera
Mapa Puerto Piqueras-Arnedillo Total 83Km

Tercera etapa: Mapa Arnedillo-Calahorra 25km por vía verde

Tren Zaragoza-Logroño varios al día. Regional 15,30+3 euros por la bici
Tren Calahorra-Zaragoza varios al día Regional Express 10,45+3 euros por la bici
También hay buses de la compañía Jiménez a Logroño y Calahorra y posibilidad de empalmar fácilmente en Arnedo









jueves, 10 de agosto de 2017

Transporte público y bicicletas. Lento pero seguro.

En la actualidad, no hay que negarlo, llevar una bicicleta en transporte público interurbano se ha vuelto mucho más fácil. Ya no es tan habitual algo que tantas veces se denunciaba desde los colectivos ciclistas: malas caras, impedimentos o restricciones absurdas.
Años de reivindicaciones y una mayor sensibilidad de las empresas, que también han visto una oportunidad de negocio, han dado sus frutos y las transformaciones avanzan lento pero seguro.
En general el transporte en bus es sencillo y hay diversas, aunque no baratas, alternativas de paquetería. El ferrocarril pegó un salto de gigante con el cambio de normativa pero sigue sin ser fácil transportar una bici en algunos trenes, quedando a merced del personal que te toque en suerte en muchos casos. En las próximas líneas recorreré todas las posibilidades.
Hoy en día muchas compañías de transporte han visto el filón en el creciente número de ciclistas, que se concentra aún más en recorridos como el Camino de Santiago con sus bicigrinos (23.347 en 2016) o en zonas costeras.



Así pues todas las compañías de bus tienen ya su tarifa fijada y un número máximo de bicis por vehículo. Las tarifas van desde la gratuidad de una compañía como Therpasa, pasando por los 3 euros de Hife (gratis en Catalunya), los 5 euros de Jiménez o 10 de Alsa hasta los 19 euros del grupo Monbus. En algunas de las compañías se deja claro que se pueden transportar hasta tres bicis si se considera que hay espacio suficiente.
En general el criterio de empaquetado es bastante laxo. Suele bastar con desmontar la rueda delantera y proteger cadena y pedales. Eso sí hay compañías especialmente estrictas en el embalaje, caso de la citada Therpasa, y no siempre es fácil empaquetar una bici. Con que te exijan quitar los pedales (labor a veces difícil y para la que nadie viaja con la llave apropiada) ya te ponen en un aprieto considerable.
Para ello se pueden obtener bolsas en alguna estación, en el caso de Aragón solo en la Intermodal de Delicias en paquetería de autobuses. Si la necesitas te venderán una funda de tamaño considerable que recuerda vagamente a un saco de dormir. Paradoja: la bici sin embolsar molesta pero un envoltorio desproporcionado no. Aún así es de agradecer pues este servicio es una rareza a nivel estatal y solo se encuentra en unas pocas estaciones de las ciudades más grandes.
El tren es otra cosa y entramos en el terreno de la arbitrariedad. Sobre el papel se pueden transportar bicicletas en cualquier tren y la normativa de Renfe lo ampara, pero en la mayoría de los de larga distancia hay un inconveniente: no caben ni aún empaquetadas sin molestar al pasaje. Renfe cambió la ordenanza para permitir el transporte de bicicletas en todos sus trayectos, pero eso fue todo porque no se habilitó espacio en la mayoría de los convoyes para este tipo de equipajes, aún ciñéndonos a la medida especificada, una funda o caja de 120x90x40cm.


Sujetando la bici con el cinturón para discapacitados (y aún así va justa)


En la larga distancia tenemos un problema y es que el bulto de la bici desmontada y enfundada no entra en muchos portaequipajes, menos aún en las estrecheces del AVE. Depende a veces de “sentarla” en algún asiento vacío o encajarla en cualquier hueco, como puertas que no se vayan a utilizar. Invito a visitar páginas de cicloturismo para ver los diversos intentos de enfundar la bici para su transporte con mucha imaginación y diversa fortuna.
En el caso aragonés tenemos un amplio surtido de trenes vetustos de Media Distancia en que se pueden llevar las bicis montadas, pagando un suplemento de 3 euros si se hacen más de 100km. Otra cosa es que las condiciones sean óptimas, pues por un lado nos podemos encontrar con los diminutos tamagochis que atraviesan Aragón de Norte a Sur en los que solo hay un pequeño hueco, prioritario para discapacitados. También hay trenes que se suelen llenar en trayectos tan populares como Tudela-Zaragoza y es un inconveniente encajar pasaje y bicis.



Uno de los conocidos como tamagochi en la estación de Huesca


Así van las bicis en el popular canfranero

Pero tanto en el caso de buses como de trenes queda el inmenso anecdotario de quien, como el que escribe, lleva largo tiempo practicando el cicloturismo.
Situaciones referidas por los aguerridos cicloturistas las hay por cientos: desde trenes con puertas que no se abren, montar verdaderos puzzles de bicis en un espacio ínfimo, negar embarque en una estación sin dar ninguna alternativa o bicis que llegan con piezas de menos tras reiterados golpes en el maletero del bus. También están toda suerte de peculiares diatribas a propósito de los equipajes que pueden dañar las bicis. Aún poniendo por las nubes el precio de una maleta no parece que vaya a ser más cara que una bicicleta, por muy barata que ésta sea. Y un maletón de 20kg impactando contra los cambios, por ejemplo, puede amargar una excursión.


Zona inundada en un regional de Renfe. Mi bici en primer plano


Está asimismo la variedad de opiniones que se sienten autorizadas para asignar un espacio: taquilleros, revisores, guardas de seguridad y, por supuesto, pasajeros. Una cosa es la normativa y otra son los prejuicios.
También hay quien, visto el lío que puede ser mover tu ciclo, ha optado por alquilar una furgoneta para llevar varias bicis e ir uno mismo a destino. Puede salir rentable y desde luego más seguro cuando son varios cicloturistas vistos los precios de la paquetería.
Respecto a mandar la bici como un paquete todas las grandes compañías tienen ya servicios disponibles, aunque es una alternativa poco asequible que ronda entre los 40-50 euros. Compensa la fiabilidad de que tu bici tiene un seguro ante eventuales desperfectos. Además estas compañías suelen ofrecer recoger la bici en tu casa o alojamiento y alguna hasta te la embala, así te ahorras el engorro.
Por desgracia Correos no es la alternativa más barata ni la más cómoda, ya que solo puedes enviar la bici desde sus oficinas y ello si disponen del embalaje, pues solo aceptan el suyo. Ha habido quejas de falta de cajas incluso en localidades de lo que venden como su producto estrella: el Camino de Santiago.


Pedales desmontados y manillar girado para empaquetar




Este es el aspecto de un paquete de bici de Seur


Respecto a los aviones es todo un mundo. La horquilla suele variar entre la gratuidad de los vuelos intercontinentales con Iberia a los 70 euros por trayecto de Ryanair, pero las tarifas varían tanto y cambian tan rápido (lo que ahora escribo puede no ser válido al mes que viene) que sería muy aventurado arriesgar un criterio. Y un vuelo, con las muchas manipulaciones de la carga, es un riesgo mayor de daños de las partes más sensibles, así que mejor pensarlo dos veces y empaquetar bien nuestro valioso vehículo.
Queda además el extra de aquellas personas que quieren llevar un remolque infantil, que no deja de ser una sillita, para el que el asunto queda a la buena voluntad del conductor o revisor de turno. Aunque este tipo de remolques son habituales en muchos países europeos en el Estado Español aún no son muy comunes.



Un transportin infantil


Es mucho lo que se ha andado (o ciclado) queda labor por delante y muchos huecos a nivel normativo, pero parece que la lógica se impone y los hábitos de viaje más saludables, con una creciente presencia de cicloturistas, también.
No queda sino animar a pedalear y conocer mundo a un tiempo, sin prisas y sin humos.